martes, 16 de octubre de 2007

50 años de 'En el camino' de Jack Kerouac

Alguien que me quiso mucho, hace como diez años o más me regaló este libro. Y como a tanta gente más, me puso a pensar y pensar. Encontré esta nota en Clarín y creo que está bien compartirla.


Quizás el aniversario debió haberse celebrado en abril del 2001, porque Jack Kerouac (1922-1969) terminó el primer borrador de En el camino, una crónica de su periplo beat por los Estados Unidos de finales de los 40, en ese mes de 1951. Aquel fue un ataque de inspiración literaria que le permitió escribir en sólo tres semanas en su departamento de Manhattan lo que luego sería una novela de 307 páginas. En sintonía con el espíritu de la generación beat, poseído por la musa de la corriente de conciencia, o al menos estimulado por la benzedrina, el libro salió de su máquina de escribir en un solo rollo de papel que medía más de 36 metros. En realidad, Kerouac montó el enorme rollo de hojas de papel de calcar y no se estimulaba más que con café, según se desprende de una oleada de libros sobre el escritor y su obra que se editan este mes. Pero el ataque de Kerouacmanía se produce ahora, y no hace seis años, porque la semana próxima se celebrará el aniversario de la publicación, el 5 de setiembre de 1957 por Viking Press, en una versión sin los pasajes más explícitos, amén de otras alteraciones. Sin embargo, la editorial Viking publica On the Road: The Original Scroll, el rollo original que Kerouac escribió en 1951, una versión que, según el escritor Luc Sante, es mucho mejor que la novela ya que "prescinde de afectaciones literarias". Aún más interesante para los lectores y para el director de cine Walter Salles (que llevará En el camino a la gran pantalla, al igual que ya hizo con los Diarios de motocicleta del Che Guevara), es que las escenas de sexo, ausentes en la novela de 1957, se incluyen en el primer borrador de 1951.

En el manuscrito original, Kerouac utiliza los nombres verdaderos de los personajes de la novela, como Neal Cassady (que en la novela de 1957 es Dean Moriarty), el prohombre de la generación beat, escritor y ladrón de coches que en los sesenta probaría con Ken Kesey el LSD recién salido del laboratorio del Pentágono, y al que Sante califica como "uno de los personajes más grandes de la literatura estadounidense, sin necesidad de modificaciones de la imaginación de Kerouac". Cassady hechizó a Kerouac, y le invitó a acompañarle en sus andanzas de autostop en 1947-48 desde Nueva York a California y de regreso a Nueva York, pasando por decenas de ciudades, entre ellas Nueva Orleans, materia prima para En el camino. "Con la llegada de Dean Moriarty se inició la parte de mi vida que podría llamarse Mi vida en el camino'". Fue la primera obra del género de carretera, el inicio de la subcultura adolescente y, 50 años después, la novela de Kerouac sigue aportando algo a las tormentas adolescentes. Se calcula que aún se venden 100.000 ejemplares al año.

El otro personaje que aparece en el borrador por su nombre es el poeta Allen Ginsberg , conocido como Carlo Marx en la novela por sus convicciones políticas que Kerouac, más atraído por el jazz y el misticismo, jamás entendió. Y en el rollo original, Sal Paradise, el narrador, es, como resulta obvio, el mismo Kerouac.

Fuente: http://www.clarin.com/suplementos/si/2007/08/31/3-01488887.htm

jueves, 4 de octubre de 2007

Tambien yo...

Título: Incluso en estos tiempos
Año: 1994
Letra: Joaquín Sabina
Música: Joaquín Sabina
Disco: Esta boca es mia (1994)

Incluso en estos tiempos
veloces como un Cadillac sin frenos,
todos los días tienen un minuto
en que cierro los ojos y disfruto
echándote de menos.
Incluso en estos tiempos
en los que soy feliz de otra manera,
todos los días tienen ese instante
en que me jugaría la primavera
por tenerte delante.
Incluso en estos tiempos
de volver a reír con los amigos,
todos los días tienen ese rato
en el que respirar es un ingrato
deber para conmigo.
Y se iría el dolor mucho más lejos
si no estuvieras dentro de mi alma,
si no te parecieras al fantasma
que vive en los espejos.
Incluso en estos tiempos
triviales como un baile de disfraces,
todos los días tienen unas horas
para gritar al filo de la aurora,
la falta que me haces.
Incluso en estos tiempos
de aprender a vivir sin esperarte,
todos los días tengo recaídas
y aunque quiera olvidar no se me olvida
que no puedo olvidarte.